El Hospital de Potrero de los Funes, otro centro de salud abandonado
Hace 9 meses la gestión del gobernador Alberto Rodríguez Saá hizo promesas de que lo iba a poner en funcionamiento nuevamente. Hoy es una estructura más que el Estado tiene a la deriva y vacía.
Lo mismo ocurrió con la “Clínica Dosep” que Rodríguez Saá cerró en Villa Mercedes.
En los dos casos el Estado “tomó el control” para hacerse cargo de la gestión, pero las puertas se cerraron y no hay indicios que indiquen que puedan abrirse.
En Potrero de los Funes todos saben que el Hospital construido en Boxes está cerrado. Inclusive este fin de semana el intendente, Daniel Orlando ahora enemistado con el gobernador, se encargó de dejarlo bien en claro. “5000 habitantes más los turistas y con eventos permanentemente, sin cobertura médica”, escribió en las redes sociales. Y realizó un pedido: “Queremos el hospital de boxes abierto”.
El intendente confirmó así que el complejo “equipado para alta complejidad” tiene sus puertas cerradas.
El edificio fue construido hace más de una década cuando Alberto Rodríguez Saá imaginaba y proyectaba un circuito como escenario de la Fórmula 1. Como esa empresa no fue realidad, el hospital dejó de ser una prioridad en la agenda.
El 10 de julio del año pasado, cuando la ministra de Salud era Graciela Corvalán, se anunció que “en tres meses comenzaría a funcionar”. En ese momento se explicó que iba a acondicionarse para “el tratamiento del paciente quemado, traumatología y estética reconstructiva e inclusiva para pacientes oncológicos y el colectivo trans”.
Corvalán explicó que se habían hecho “algunas intervenciones al edificio” y también “la adquisición del equipamiento necesario”.
La promesa era que los primeros días de octubre estuviera atendiendo otra vez a los pacientes.
La idea del momento aseguraba que el edificio sanitario estaría “a cargo de profesionales especializados en el Instituto del Quemado en Córdoba”. Y también de traumatólogos del Hospital San Luis.
En cuanto a la cirugía reconstructiva se detalló que iba a enfocarse “no sólo en pacientes quemados, sino también servirá de apoyo al Centro Oncológico Integral para pacientes que sufran alguna mutilación a causa del cáncer”. En esto no iban a dejar afuera “al colectivo trans”.
Lo último que se conoció en el ámbito de ese hospital fueron las cirugías que comenzaron a proyectarse en febrero de 2017, a partir de una decisión de Rodríguez Saá enmarcada en una ley nacional. Así “se garantizó” a las personas trans (travestis, transexuales y transgéneros) “los derechos a una identidad a elección y la atención integral en la salud” gratuita.
En ese marco, durante su segundo año de la actual gestión, el gobernador habilitó para que a través del Área de Diversidad de Género de la secretaría #NiUnaMenos, se atendieran los casos.
La responsable, Gema Rosales confirmó por entonces a elchorrillero.com la primera cirugía que el Estado cubría en un 100%. “Hay una lista de otras 22 compañeras para el mes de marzo”, anuncio.
Así, la primera intervención concretada por el Estado fue el 2 de febrero. Pablo Amilcar Ramírez se convirtió en la primera persona trans operada por el sistema público provincial. Le practicaron una mastectomía subcutánea que consistió en la extirpación de toda la glándula mamaria.
Corvalán dijo también que se había planificado “la compra de equipamiento particular”, aunque no se dieron detalles. No se sabe a ciencia cierta cuál es el equipamiento que contiene y si en los planes está finalmente abrirlo antes de que termine el 2019.
En la misma situación es que se ubica la “Clínica Dosep”, también conocida como “Clínica del niño”.
La construcción se hizo hace aproximadamente una década a través de la obra social del Estado, en el complejo en el barrio Los Poetas; un predio ubicado en la esquina de Juan Llerena y García Lorca. Querían que funcionara como clínica y maternidad.
En 2012, Claudio Poggi llamó a un concurso de proyectos integrales para la gestión y explotación, y así se formalizó la adjudicación a la “Clínica del Niño”.
La concesión se mantuvo hasta agosto de 2017, cuando Alberto Rodríguez Saá anunció la rescisión del contrato. El Estado se iba a ocupar de la gestión. Pero pasaron un año y ocho meses, y el edificio solo sufre el paso del tiempo.
Aunque Rodríguez Saá prometió que se darían todas las facilidades para que la Clínica retornara a sus instalaciones y el hospital de Dosep fuese administrado por el Estado, nada de eso pasó.
“Para que no se interrumpa la atención los profesionales seguirán durante 70 días trabajando en la Clínica de Dosep y el Estado la arreglará y la pondrá en valor”, dijo. Hoy la edificación está abandonada y deteriorada, y los vecinos de Villa Mercedes con un hospital menos.